Por Santander
Las personas mayores de 50 años son uno de los principales motores de la economía global y tienen un perfil de consumidor muy atractivo para diferentes mercados. Tanto es así que han inspirado la creación de una categoría económica que los define.
Cuando empezó la década de 1990, la esperanza de vida a nivel mundial era, en promedio, de 65 años, mientras que en el 2020 llegó a 73, según datos del Banco Mundial. Este aumento en la longevidad de las personas se explica por el avance de la ciencia en áreas como la salud, mejores condiciones laborales, más y mejor acceso a alimentos y agua potable, entre muchos otros factores relacionados con una mayor calidad de vida.
Aunque dicha esperanza de vida es diferente en cada región o país -en la Unión Europea, por ejemplo, es de 80 años; en Estados Unidos es de 77; o en América Latina y el Caribe es 76-, este cambio generalizado a nivel demográfico trae consigo retos y oportunidades para el desarrollo económico. De ahí que a los sectores que se dedican a satisfacer la demanda de productos y servicios de las personas mayores se les catalogue dentro de la economía plateada (silver economy, en inglés).
¿Quiénes forman parte de la economía plateada?
Los consumidores de la “economía plateada” son todas aquellas personas mayores de 50 años (se dice que el término ‘silver’ proviene del color del cabello plateado o canoso) y su peso en la economía es tal, que, según un informe de la Comisión Europea, si se reuniera a todos los mayores de 50 años de Europa en un solo país, este sería la tercera economía más potente del mundo.
Pero ¿qué hace que este colectivo tenga ese “músculo financiero”? Pese a que, como hemos dicho al comienzo, en cada geografía es diferente, el perfil tipo de estos consumidores es el de personas con un poder adquisitivo mayor que el de los más jóvenes, entre otras cosas, porque ya no suelen tener tantas cargas económicas, como la crianza de los hijos, gestionan mejor su bienestar financiero gracias a la experiencia o han cosechado ahorros durante su etapa más productiva.
Esas características, sumadas a un mayor tiempo libre para disfrutar de la llamada ‘segunda juventud’, convierten a este colectivo en un potente motor económico y ofrecen la oportunidad de desarrollar negocios y crear empresas para cumplir con sus demandas y necesidades en sectores tan diversos como las telecomunicaciones, el entretenimiento, la alimentación, la automoción, el turismo, la salud o la banca, entre muchos otros.
3 claves de la economía plateada en el futuro
Los mismos datos que indican que las personas viven cada vez más tiempo, también apuntan a que en los próximos años la silver economy cobrará aún más fuerza en las finanzas de los países: mientras que en 2015 los mayores de 50 años representaron el 40 por ciento del consumo de los hogares en la Unión Europea, para 2025 se espera que llegue al 44 por ciento. Y entre los sectores que más protagonismo pueden tener, se destacan tres:
- Tecnología. Así como las innovaciones tecnológicas han transformado a la sociedad en las últimas décadas, para los seniors también significa una mejor calidad de vida en el futuro. Por ejemplo, el desarrollo de la telemedicina para un acceso más fácil a la atención sanitaria, la incorporación del Internet de las cosas (IoT) o del Banking of Things (BoT) en su día a día o el diseño de smart cities que tenga en cuenta infraestructura o servicios adaptados, como vehículos autónomos, son algunas de las posibilidades en este sector.
- Entretenimiento. Aunque el tramo de edad después de los 50 años es muy amplio, generalmente a partir de esa etapa de la vida las personas empiezan a disfrutar de más tiempo libre que en el pasado. Ofrecer actividades culturales de su gusto e interés, crear espacios de ocio acondicionados a sus necesidades o transformar destinos turísticos que tengan en cuenta sus preferencias son algunas de las opciones en este campo.
- Formación y empleo. La economía plateada no consiste únicamente en vender productos y servicios a los mayores de 50 años, sino que también se trata de ofrecerles alternativas en aspectos como la formación o el empleo para que permanezcan activos en una sociedad cada vez más digital. Programas educativos en herramientas informáticas, gestión de finanzas a través de la banca digital o formación en las nuevas habilidades que demanda el mercado laboral, incluyendo el reskilling y el upskilling o reciclaje profesional, son algunos ejemplos de cómo aprovechar esta fuerza laboral en los sectores productivos.